mi loca vida

la sabiduria llega cuando ya no se necesita

4:26 a.m.

ESCANER HUMANO






Cuando estás en búsqueda de novia o de una simple aventura, cada noche de fin de semana es oportunidad ideal para hacer un casting tan riguroso como el de Idols. Es un casting secreto, velado, no oficial. Todas las mujeres que se crucen contigo serán, sin saberlo, sometidas a un examen de aptitud, a una rigurosa prueba de talentos. Para eso no tienes que hacer mucho. Apenas ingresas a un bar, una discoteca o si te sientas en una terraza a beber una cerveza, tu organismo activa automáticamente sus radares, agudizas tu vista y enciende sus alarmas. Cada poro de tu cuerpo se convierte en un sensor susceptible de recoger información útil y valiosa para tu evaluación. Las chicas entran, salen, se detienen, se sientan, chillan, ríen, bailan, se acercan, se alejan, y tú -convertido en un terrible scaner humano- las examinas, las oyes, las hueles y buscas cualquier pretexto para provocar un breve contacto físico: un falso tropiezo, por ejemplo. No importa la duración del roce, cualquier percepción, por mínima que esta sea, servirá para discriminar y separar la paja del trigo.

Sin embargo, por más perceptivo que seas, observando no se consigue mucho. El momento estelar de estas ceremonias de apareamiento llega con la conversación, con el instante preciso en que eres capaz de iniciar (y sostener) un diálogo. Y si no eres un tipo lindo como Di Caprio, ni muy cool ni sofisticado como Jude Law, ni bailas como esa batidora portorriqueña que es Chayanne –aunque modestamente yo no bailo tan mal- la única vía de seducción que queda (que me queda, quiero decir) es la conversación. Y es ahí donde se ve a los auténticos capos, a los mas bacanes. Es ahí donde aparecen los grandes, las fieras, los maestros de maestros. Porque puedes ser feo y moverte sin gracia, pero si alcanzas a tirar un par de frases inteligentes y divertidas cada tanto, ganarás una impensada cantidad de puntos Bonus entre cualquier auditorio femenino. Hasta la más linda de todas se detendrá para escucharte y tú -como un Mario Bross resucitado- sentirás que has pasado el primer nivel del Mundo Uno. Go, Mario, go.

El lenguaje -no lo duden- es una pistola aceitada de grueso calibre y largo alcance. Por lo general, nunca falla, pero antes de disparar hay que aprender a rastrillarla. Nadie nace siendo un conquistador o, como se dice ahora, un Papi chulo. Nadie es Don Juan de Marco a los 15 años (salvo los príncipes británicos). El negocio entonces se aprende en el ruedo. A coger los toros por los cuernos. Eso es un hecho y no hay mas vuelta que darle.

Como todos, yo también he sido un primerizo y me queda aun mucho por aprender y para abordar a una chica he recurrido a las salidas más torpes y elementales, desplegando una serie de cuñas ridículas como: “A ti te he visto en algún lado pero no me acuerdo dónde”, o “Eres igualita a alguien que conozco, ¿de casualidad, no te llamas Marieke?”, o “Perdón, pero ¿no nos han presentado antes?”. Y hasta he soltado la infame y desesperada “¿Qué hora tienes?” (que por cierto es además tonta, ya que pensándolo bien todos aquí tenemos la misma hora)

Hoy, a los 37 años, honestamente me da flojera abordar a alguien. Con el paso del tiempo, uno se aburre de las burocracias sociales, de esos convencionales trámites de iniciación. Y aunque sigo creyendo que la temporada de conquista es insuperable en términos de encanto y adrenalina, hace ya un largo tiempo atrás que dejé de comprar peluches, tarjetas, flores y globos de helio. A esta, mi edad, uno quiere asuntos más sumarios y expeditivos. Antes, para el primer beso uno estaba dispuesto a esperar semanas y por ir a la cama con ella tal vez aguantaría algunos meses; ahora los códigos son otros: si no la besas a la segunda salida, te sentirás un tonto y si no la llevas a la cama a la tercera salida corres el escalofriante riesgo de convertirte en el mejor amigo de toda la vida.

A pesar de tener aparentemente claro el panorama, aun me resulta un poco difícil el abordar a un linda hembra. No hace un tiempo atrás, vi en un bar a una bella mujer, rubia y exuberante. Yo ni corto ni perezoso me lance a la carga y de manera muy sutil y con esa sonrisita típica mía de niño tierno empecé a acribillarla con mi batería de palabritas dulces. Al momento, me di cuenta de que todo estaba bajo control (esa es la clave, control..) y ella disfrutaba de mi compañía. Todo iba bien hasta que ella me dijo la razón de por que estaba ella sola en el bar; me contó que esperaba a una persona. Yo muy suelto de huesos pensé que eso un iba ser un problema y además como buen deportista, disfrutaba de la competencia siempre que sea justa.

Derrepente ella miro a la puerta (que daba a mi espalda) y dirigió una sonrisa enamorada, cuando a mi lado paso una mujer con porte de I wanna be man , la cogio de la nuca y empezó besarla como tratando de sacarle las admigalas. Fue abominable aquel espectáculo, tanto que no se lo deseo a nadie.

Lo único que hice en ese momento fue quedarme estupefacto y con la virilidad algo mancillada tuve que apelar a mi pasito MOONWALKING de Michael Jackson y desaparecer dentro la multitud del bar. ...sin comentarios..!



el super ratón












Cuando uno está sin novia (como yo) puede ejercer sus manías a diestra y siniestra, sin necesidad de negociarlas. ¿Quieres pasarte la tarde escuchando tu musica? ¿Quieres ver todos los capitulos de Star Wars en solo dia ? ¿Quieres dedicar la mañana del sábado a ordenar tu colección de discos y la noche a carcajearte con "Married with children"? ¿Quieres irte con tus brothers a jugar futbol y cerrar el partido con un par de cervezas ? ¿Quieres encerrarte a leer o escribir sin interrupciones? ¿Quieres enchufarte el Ipod en las orejas y escuchar todos los tracks hasta quedarte dormido? ¿Quieres simplemente andar en pelotas todo el día, pedirte una Súper Pizza por delivery, hacer Sudoku como un enfermo y zappear todos los octavos de final de la Champions League? ¡Pues hazlo! Hazlo, varón, sin culpas ni remordimientos. Hazlo impune e insaciablemente. Hazlo que nadie te llamará para joderte y decirte “Ay, cariño, vamos al centro, pues, mira que hace tiempo que no me llevas”. Hazlo que esta vez no oirás una voz gangosa gritándote al teléfono algo como “¿A qué hora vienes ah? Ya le vamos a cantar happy birthday a mi abuelita y tú ni te apareces”. Hazlo, compadre, que nadie te aniquilará con un abusivo bombardeo de MMS en los que se pueda leer un ultimátum de esta calaña: “acuérdate de que hoy tenemos la reunión de mis amigas . Pasa temprano por mí y, por favor, ahora sí arreglate ese pelo... ya te he dicho que te queda horrible”.

Cuando estás sin novia puedes vestirte como te dé la regalada gana. No habrá quien opine sobre tu atuendo con esas poco delicadas (y siempre dramatizadas) recriminaciones del tipo “¿Otra vez vas a salir con esa camisa vieja? ¡Es la tercera vez que te la pones en un mes!, ¡Encima, te queda grande!”, o “Q-u-í-t-a-t-e esas zapatillas ahorita mismo que así no salgo contigo ni a la esquina, ya sabes” o “Ay, no, amor, estoy demasiado elegante para ti. ¿No tienes un blazer? ¿Y el saco que te compre en España? ¿No te gustó no? A ver, pues, póntelo si me quieres. No seas asi. Mira que yo estoy toda linda y tú con esa camisa marrón del año de la pera” (¿a propósito, quién carajo sabe por que la pera ?, ¿alguien sabe?).

Cuando estás sin novia puedes mirar a todas las chicas y salir continuamente de cacería. Puedes corretear chiquillas, seducir a mujeres maduras y -lo mejor- mandarles correos electrónicos ‘casuales y espontáneos’ a tus ex. Cuando estás sin novia puedes volver sobre tus pasos y averiguar dónde está esa chica linda que te daba bola cuando andabas emparejado. Cuando estás sin novia puedes pararte en mitad de un parque y, cual si fueras Mel Gibson en Brave Hart, gritar “Freeeeeeedooooooooooooom” hasta reventarte los pulmones. Y si te provoca salir a bailar y no tienes con quién, no importa: puedes sumergirte en la pista de baile de algún bar o cafe oscuro y tumultuoso y desintegrarte, jubiloso, en medio de la multitud. Cuando no tienes novia puedes organizar tu agenda a la medida de tus tentaciones y tus necesidades. Puedes ahorrar o despilfarrar, indistintamente. Puedes quedarte a dormir donde mejor te acomode. Puedes embriagarte sin tener que pensar en las excusas del día siguiente. Puedes burlarte de tus amigos pisados y pedirles a sus novias que te presenten amigas solteras para un flirteo ocasional. Cuando estás soltero abres la puerta de tu casa con una sonrisa Aquafresh y sales a la calle con la secreta convicción de que eres amo, dueño y dictador de tu futuro.

Sin embargo, cuando estás solo(a) a veces también ocurre que te cansas de estarlo. Y entonces, como la buena bestia inconforme que eres, muy pronto echarás a perder todo lo ganado. Renegarás de tu suerte, creerás que eres un desgraciado (a) y, arriesgando tu preciada independencia, te pondrás a buscar novia (o) como si en eso se te fuera la vida. Si tienes algo de tino y autoestima, por lo menos lo harás en medio de la más absoluta discreción, como para que nadie se percate de tu asfixia. Pero si no, si en el fondo eres un(a) fusilánime y tienes alma de Pajarito tierno, te pondrás a buscarla(o) con todos los aspavientos del caso y, en el colmo del trastorno, en el exceso de la necedad, hasta es posible que un día cualquiera -un jueves de mayo, digamos- abriras un nick en un match-finder en Internet para encontrarla(o).

el super ratón